El régimen de gananciales
|En España, la mayoría de las Comunidades Autónomas mantienen como régimen económico matrimonial por defecto el régimen de gananciales. Esto quiere decir que a no ser que el matrimonio acuerde un régimen diferente y así lo especifique, todos los que contraen matrimonio lo hacen en gananciales.
En el régimen de gananciales existen tres patrimonios diferentes, el patrimonio privativo de cada uno de los cónyuges, formado por los bienes que tenían antes del matrimonio y aquellos que adquieren por herencia y el patrimonio de la sociedad matrimonial.
En el caso de separación de bienes, existen tan solo dos patrimonios que se mantienen de manera individual durante todo el matrimonio.
Los bienes gananciales, en el caso de divorcio, se dividen a partes iguales. No obstante, el cónyuge que queda a cargo de los hijos puede disponer del uso y disfrute de la vivienda común, en caso de que haya una en propiedad.
Cada vez hay menos miedos a hablar de pactos
Hasta hace pocos años, pocas parejas se atrevían a hablar sobre firmar un pacto prematrimonial o elegir un régimen de separación de bienes. Algunas personas se lo tomaban como una falta de confianza por parte de la otra persona y se empeñaban en afirmar que un pacto matrimonial era algo así como una declaración de que realmente no había intención de que el matrimonio fuera “para toda la vida”
Por suerte, el sentido práctico ha comenzado a hacer su aparición y entre las parejas jóvenes es común firmar este tipo de acuerdos u optar directamente por la separación de bienes. A fin de cuentas, si el matrimonio es para siempre, no va a importar nada ese papel y, si al final se descubre que el amor tenía fecha de caducidad, todo será mucho más fácil en la separación.
No solo se evitan muchas peleas cuando se rompe un matrimonio, peleas que pueden llegar a envenenar todavía más una relación que debería de ser fluida sobre todo en los supuestos de que haya hijos.
El tema de los hijos es, hoy por hoy, el más espinoso en estos casos, ya que aunque la custodia compartida cada vez es más común, no es posible en todos los casos y todavía hay jueces reticentes a dictar este tipo de sentencias motivados por ideas arcaicas sobre el papel de la madre en el cuidado de los niños, relegando a los padres a un segundo plano, de forma bastante injusta.