La importancia de la prevención de riesgos laborales en el uso de maquinaria de construcción
|“Más vale prevenir, que curar” y “hombre precavido vale por dos”. Estos consejos de sabia abuela valen el tripe aplicados a la construcción y a cualquier otro sector donde hay riesgos de accidentes latentes, porque no nos debemos dejar engañar: la seguridad no es que sea lo primero, es que tiene que estar presente desde el momento de obtener la maquinaria adecuada hasta su uso.
Para ello, los protocolos de seguridad tienen que venir garantizados hasta el momento de activar el funcionamiento de una elevadora o cualquier otra máquina. El uso del casco es vital, pero ni empieza ahí, ni mucho menos acaba la seguridad de un constructor.
La excelencia en cada factor implicado
Por muy conductor de primera que se sea, nadie está seguro al 100% si absolutamente todos los factores implicados en la conducción están en perfectas condiciones. De esta forma entran en la ecuación de las buenas prácticas y seguras el estado de la carretera, la preparación ante imprevistos, los kilómetros de rodaje del vehículo y que responda ante cualquier circunstancia.
En el mundo de la edificación todos estos factores son igual de aplicables y más necesarios si cabe al implicar a muchos más usuarios que el conductor: desde el que maniobra la maquinaria, quien hace uso de las piezas transportadas hasta finalmente quien haga uso de las instalaciones construidas, puesto que la responsabilidad no acaba con la colocación de la última piedra, ya que ésta debe permanecer en buen estado en todo momento.
Un protocolo bien estipulado
Comenzábamos el artículo con unos consejos “de abuela” ante la seguridad, y aunque la sabiduría de los dichos populares está más que demostrada, de poco vale si no se aplica correctamente sobre el papel y se lleva a cabo con todas las garantías.
Para ello existen protocolos específicos y normativas de seguridad que confirmen que, desde el momento que un operario introduzca las llaves de su maquinaria, todo trabajo se va a aplicar sin riesgos.
Estas prácticas vienen recogida en normativas como la RD 1314/1997 y otras tantas cuya numerología en la nomenclatura puede que no sea entendible sonando a lenguaje de funcionariado, pero cuyo contenido sí que se entiende a la perfección, dictando pautas indiscutibles como las siguientes:
- Todo aparato usado en la construcción debe ser de buen diseño y tener una resistencia suficiente para el uso al que estén destinados: cada trabajo requiere de su maquinaria precisa, puesto que no es lo mismo elevar una viga de pequeño tamaño que un bloque de hormigón. Este factor de lógica puede sin embargo tentarnos al uso límite de la carga para ahorrar, incurriendo en un error no sólo de seguridad, sino de sobreesfuerzo que puede conllevar a limitar la vida útil de cada maquinaria.
- Instalarse y usarse correctamente todo el material usado: enlazando con el ejemplo anterior, todo uso no estipulado conlleva unos riesgos que puede forzar la maquinaria acabando con su operatividad. Una diferencia de 100 kilos cuando se opera con materiales que rondan los 1000 puede parecer ínfimo, pero recordemos que 100 kilos no es un peso a tomar en broma.
- Mantenerse en buen estado: sin una revisión periódica y con intervenciones de conservación, todo material acaba por desgastarse y por tanto acaba por no ser del todo seguro tras un largo periodo de uso.
- Ser manipulado por personal cualificado: porque a nadie se le ocurriría poner a un redactor a cargo de las finanzas de una empresa, de igual forma no podemos poner a conducir una grúa a un carretillero. Cada personal a cargo de la construcción debe dominar su materia de actuación, y recibir periódicamente formación de reciclaje.
La obtención de una maquinaria adecuada
Para obtener una seguridad total a la hora de usar maquinaria pesada en la construcción, ésta: o sale de fábrica con todas las comprobaciones en regla, o en el caso del alquiler, (una fórmula cada vez más viable) se nos debe garantizar que responda a las necesidades propias de cada licitación.
“El alquiler de maquinaria nos garantiza que el producto obtenido se adapta a los requisitos adecuados, ya que se puede buscar exactamente lo que necesitamos”
Por ejemplo: si somos una empresa pequeña y disponemos de una grúa de medianas dimensiones, nos veremos tentados a adaptar cualquier necesidad de transporte al uso de esta maquinaria, sin tener en cuenta que no en cualquier condición se puede alzar material o que con una elevadora se opera mejor y con mayor precisión. En cambio, si optamos porque la seguridad es lo primero y en vez de comprar con el consecuente gasto, alquilamos elevadores personales que se adaptan mejor a esta necesidad, no sólo estaremos ahorrando a largo plazo, sino garantizando al 100% que la obra se está llevando a cabo de forma fiable y segura, y no respondiendo tan solo a factores de ahorro a corto plazo, porque terminando de igual forma que empezamos, con sabios dichos… al final “lo barato sale caro”, y en el caso de la seguridad más aún.